LAREDO NOS UNIÓ
Los primeros compases de la banda iniciaron las fiestas y, con su clamor, lograron ocultar para la mayoría aquel grito que retumbó en mis oídos. Nadie se inmutó. Miré y comprendí quién era el causante de aquel escalofriante sonido gutural. Me puse tan cerca de ella que pude ver sus muñecas amoratadas y la comisura de los labios enrojecida debido al amordazamiento. Sus ojos rojos y tristes me convencieron. Le susurré: Necesitas ayuda, lo sé. A la de tres, corre….