LA BATALLA
Aferrarse a la vida era la única opción. Y lo sabía. Se sentía miserable pero, a pesar de ello, luchó tanto que perdió uñas y dientes en el camino. Se dejó la voz, se dejó las fuerzas pero se negaba a dejarse las ganas. Esas con las que subía a la cuarta planta dispuesta a recibir una nueva dosis, una oportunidad. El regalo de un día más. Pero no siempre es suficiente y el destino ganó la batalla. Su cruzada acabó…