HOGAR
Cruzamos el umbral de la emoción y con una simpe rúbrica sentenciamos el futuro. Nos volvimos propietarias, dejamos de ser inquilinas. Nuestro hogar, nuestro lugar albergando nuestro sino. La vida nos daba un giro y nos ponía en el camino un nueva aventura que se convertía en la locura de decorarlo con el mimo de quien diseña el destino llenarlo no solo de cosas, sino de vivencias valiosas. Y entrando ya por la puerta, bien cogidas de la mano, supimos…