EL GRAN ERROR
El calor fundente de aquella tarde de agosto no colaboraba a que su raciocinio le diera las pistas para salir de aquella situación más o menos airoso. Allí, sentado en aquel cuartucho no podía parar de pensar en ella, en lo que había sido capaz de hacerle y, sobre todo, en las consecuencias, esas que no piensas cuando lo haces, cuando todo pasa. Su vida se acababa y no podía hacer nada por detener toda la destrucción que se avecinaba….