TISANAS

TISANAS

Dejó la puerta entreabierta para que entrara un poco de fresco y así airear el ambiente, no tanto por el calor sino por una necesidad de liberar tensión que se podía palpar en el ambiente. El aire. ¡Qué necesario es cuando sientes que te ahogas!

Era una lucha a diario por mantener a flote la tienda que había montado pero cada día se hacía más pesado. Las cuentas no salían y los clientes no entraban. El pequeño negocio que quiso montar con la ilusión de emprender, de conciliar y de tener una vida más sencilla se había convertido en su pequeña prisión.

Abrir no tenía casi sentido porque nadie, ni por error, se dignaba a cruzar el umbral de la puerta y cerrar no era posible porque era su única fuente de ingresos. Había puesto todo lo que tenía, y parte de lo que no tenía, en cada uno de los tés que vendía, en todos los juegos de té  y teteras que con mimo limpiaba cada día para que, relucientes, llamaran a los viandantes que solo de reojo miraban para dentro.

Ni la tila la calmaba, ni la manzanilla conseguía calmar su malestar digestivo, ni ninguno de los problemas que le atormentaban podían ser aliviados con tisanas. Solo necesitaba gente. Solo así podría calmar sus dolores y apaciguar su alma.

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Un comentario en «TISANAS»

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