OCHO HORAS
Al día siguiente hacíamos como si nada hubiera pasado. Y así cada semana. En turnos rigurosamente alternos. Al que le tocaba salir tenía el permiso de la libertad y el que permanecía en casa, al cuidado de los niños, le correspondía velar por la tranquilidad del hogar. El relato posterior aumentaba la excitación. Me moría por saber más de sus aventuras con aquella veinteañera. Ella se sorprendió cuando le confesé que el portero del edificio me había correspondido. Ocho horas al día separados. Ocho horas viviendo otras vidas. Ocho horas que han conseguido avivar la pasión en nuestra cama. Y así cada fin de semana.
Disparador creativo: Relatos en cadena con la frase: Al día siguiente hacíamos como si nada hubiera pasado.