DESPERTAR
Me desperté sin el martilleante sonido del despertador, como me propuse desde el día que decidí ser mi propia jefa. Abrí los ojos y un diminuto rayo de luz me deslumbró provocando cerrar los ojos de nuevo. Ese haz de luz que anunciaba el lunes que se avecinaba, con sus reuniones urgentes, un viaje exprés por la tarde y la agotadora semana que estaba por comenzar. Al menos el placer de hacerlo sin despertador no me había llevado a quedarme…