LA NIÑA
Allí estaba sentada en la parada del autobús. Con al menos cinco años. Sola y asustada. No lloraba. Tan solo miraba de un lado a otro buscando algo. ¿A sus padres? ¿Algún hermano mayor? Un pequeño oso de peluche la escoltaba y se aferraba a él como lo que era: el último resquicio de compañía. Su pelo moreno y rizado caía sobre la chaqueta que alguien debía haberle puesto en algún momento no muy lejano. Su camiseta, a juego con…