EL ABUELO
Visitar aquella buhardilla no fue plato de buen gusto. Ahora ya nada importaba pero vaciarla y encontrar a saber qué me daba más miedo que pudor. Iba ordenando y guardando hasta que mi atención se volcó en una llave que, de inmediato, supe pertenecía a la cerradura de aquel baúl viejo del fondo.
Lo abrí y el olor a rancio casi me tumba. ¿Cuántos años llevaría allí sin abrirse? Abrí una pequeña carpeta y por fin descubrí y confirmé esa parte oscura que intuía en tu mirada. Aquellas fotos de cuerpos inertes ratificó que el tierno abuelo que siempre quisiste aparentar era, en realidad, un asesino en serie.
Penúltima participación en la semana de la escritura de @microrrelatosies