TENSIÓN

TENSIÓN

Odiaba viajar sola. Mucho más si era en avión. No tuvo más remedio en ese viaje. Con ayuda, la maleta en el compartimento superior y ella en el asiento de la ventanilla lo más acomodada que podía dada la situación. Intentaba respirar con normalidad y no pensar en los momentos claves que le generaban más ansiedad.

El primero estaba cada vez más cercano. Cada vez sudaba. Recordaba las palabras de su psicóloga de forma lejana. Pero no conseguía centrarse en la secuencia de respiración: inspiración profunda, mantiene, expiración suave. Lo suyo era más bien inspira, expira, mantiene, mantiene, resopla, inspira. Debía centrarse en el mantra para llegar al control. Se repetía en bucle. Bien. Bien. Está bien. Está bien. Todo bien. Todo bien. Todo está bien. Todo está bien.

Tras varios minutos con la repetición. Consiguió centrarse en respirar. Ahora si. Empezó de nuevo la secuencia mientras el avión calentaba motores y se encaminaba al despegue. Ella se agarraba a los reposabrazos como si le fuera la vida en ello. Según el avión avanzaba y aceleraba se le iban olvidando las secuencias respiratorias y los mantras. No podía ni recurrir a la medicación de rescate para estos casos porque se encontraba paralizada.

Pasados los minutos, con el avión ya estabilizado en el aire, empezó a notar como sus piernas empezaban a recobrar la normalidad, su brazos perdían la rigidez y su pecho retomaba el movimiento acompasado normal. Por fin se podía relajar un poco más.

Eran dos horas de viaje y tenía entretenimiento suficiente para no volver a pensar hasta que llegara el siguiente momento clave. Decidió abrir primero la novela que había adquirido en la tienda del aeropuerto. Pasadas las primeras dos páginas se dio cuenta de que la lectura no le estaba ayudando por lo que la cambio por algo de música. La lista de reproducción «Viajes» preparada para acompañarla. Cerró los ojos. Respiró. Se consiguió relajar profundamente hasta que se durmió

— Señores pasajeros, les informamos que estamos atravesando una zona de turbulencias. Por favor, permanezcan en sus asientos.

Salió de su letargo de sopetón. Y, de nuevo, su cuerpo se volvió tensión.

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