DESVELADOS
No quiso hacer ruido al entrar a la habitación, pero un mal paso hizo que, para evitar caerse, se agarrara justo a su pie que rozaba el borde de la cama. — Perdón, cariño. ¿Te he despertado, no? — dijo Susana casi susurrando —. Lo siento, mi vida. Duerme. Julián, refunfuñando, encogió los pies y se dio media vuelta dejándole más cama que manta. Susana no sabía cómo moverse para no volver a provocar otro despertar, aunque estaba segura que…