Vuelvo con las letras acumulas, con la cabeza repleta, con las ganas llenas. Vuelvo con el cuerpo aún cansado, pero con la energía plena. Vuelvo queriendo cumplir un deseo, un anhelo, una fantasía. Vuelvo sabiendo que con el descanso todo mejoraría. Ahora me siento más consciente, más fuerte, más viva. Hoy escribo y me encuentro distinta. Cada vez menos miedo. Cada día, más valentía.
Ha llegado el momento. Casi dos mil visitantes y cuatro mil y pico visitas más toca parar un poco. El proyecto final del curso de escritura necesita toda mi atención y, además, necesito cargar la cabeza de ideas, palabras e historias. No os va a dar tiempo a echar de menos el relato diario porque, antes de lo que penséis, estaré por aquí dando la matraca. Amenazo con volver. ¡Hasta luego!
¡Otro mes superado! Casi treinta historias, muchas letras, muchas palabras, dándole duro a la tecla, exprimiendo el coco y dejando aquí un poquito de mí cada día. Está siendo un viaje emocionante, estoy aprendiendo tanto que no paro de sorprenderme. Durante estos treinta y un días casi renuncio a mi tarea de expresar, he tenido días intensos y me he metido en algún que otro “marrón”, pero la diversión y la satisfacción han sido el resultado. A pesar…
A veces es que no… pues no… Como hace una semana. Te esfuerzas y no. Te exprimes y no sale. Intentas con todo el empeño y la palabra es nada. Y eso también es escribir. Sufrir porque no. Angustiarse porque quieres y no puedes. Resignarse ante el momento y decirle sin miedo: “Hoy has ganado la batalla” O no…
¡Un mes más! Escribiendo a diario. Poco o mucho, mejor o peor pero con la constancia como bandera. 8.980 palabras este mes que me afianzan en mi propósito personal, en mi ejercicio y en el esfuerzo de exprimirme cada día un poco más. Dos meses después sé que tengo a varias personas enganchadas a mis historias. Y eso motiva. Y apoya. Y da fuerzas porque también flaquean algunos días y porque siempre viene bien un empujoncito de ánimo. Gracias…
Todo comenzó casi sin saber por qué. Necesitaba escribir, expresarme, sacar mucho de lo que tengo en el coco y me propuse un reto ¿Escribir? ¿A diario? ¡No tienes lo que hay que tener! Pues hoy, treinta y un días después, con casi doce mil palabras, lo he conseguido. He tenido mis dudas, he pensado que no podría, he visto el reloj cercano a las doce de la noche y pensado que no llegaría pero… ¡lo he conseguido! En enero…
