A veces es que no… pues no… Como hace una semana. Te esfuerzas y no. Te exprimes y no sale. Intentas con todo el empeño y la palabra es nada. Y eso también es escribir. Sufrir porque no. Angustiarse porque quieres y no puedes. Resignarse ante el momento y decirle sin miedo: «Hoy has ganado la batalla» O no…
A veces la vida pasa… Y no pasa nada… Sentir. Fluir. Vivir.
Recuerdo que nosotros apenas teníamos vacaciones porque, cuando los demás descansaban, él más trabajaba. Recuerdo que me bromeaban con que era adoptada y yo, retraída, me callaba pero con el tiempo aprendí que me parecía más a él que cualquiera de mis hermanas. Casi no le recuerdo sin bigote. Recuerdo su manera incansable de trabajar, con la pasión que solo alguien que está muchas horas al servicio lo puede hacer. Con alguna queja, con más de un achaque. Recuerdo que…
Hoy me emociono con cada una de las palabras que leo, que veo y que siento tan cercanas. Hoy celebro el Día de la Mujer porque, por desgracia, sigue siendo necesario. Hoy precisamos visibilizarnos y mostrarnos presentes porque, por muchos años hemos sido ninguneadas. Hoy le decía a mi hijo que no había un Día del Hombre porque, por suerte, para ellos no es necesario. Porque ellos siempre han estado. Nosotras también pero no nos han dejado. Años atrás tuvimos…
La vida contigo se siente más fácil, se hace sencilla alegras los días, los haces maravilla. La vida contigo muchos la quisieran sonrisas, abrazos que otros no dieran. La vida contigo no siempre es tan rosa pero siempre salimos de forma airosa. La vida contigo quiero disfrutar y todo lo que venga juntos afrontar. La vida contigo hacerla crecer y de la mano llegar a envejecer. La vida contigo con él de testigo. La vida elegida.
¡Un mes más! Escribiendo a diario. Poco o mucho, mejor o peor pero con la constancia como bandera. 8.980 palabras este mes que me afianzan en mi propósito personal, en mi ejercicio y en el esfuerzo de exprimirme cada día un poco más. Dos meses después sé que tengo a varias personas enganchadas a mis historias. Y eso motiva. Y apoya. Y da fuerzas porque también flaquean algunos días y porque siempre viene bien un empujoncito de ánimo. Gracias…
En la distancia se añora, te duele, se ama. En la cercanía se vive, se siente, se quiere. Con el pensamiento se espera, se llama. Con el cuerpo se respira, se toca. La vida de lejos se recuerda. De cerca, se crea. Andaluces, de lejos, volved. Andaluces, de cerca, vivid.
Mes y medio después parece que mi cabeza se vació. Es posible que la haya exprimido tanto en estos cuarenta y ocho días (oficiales) que llevo escribiendo a diario o, simplemente que el cansancio, las circunstancias o la vida se hayan cruzado por medio y me hayan dejado así. Callada. En silencio. Pero no con poco que decir. Me quedan muchas historias, más ideas y miles de letras por escribir pero hoy… no me apetece inventar sino más bien expresar…
Esta vez no. No vas a ganar a mis pulmones y provocarle una neumonía bilateral. No. Tampoco vas a ganar a mi estómago con náuseas y vómitos. No. Ni se te ocurra atacar de nuevo a mi cabeza e intentar conseguir que la pierda. No. No te voy a permitir que me dejes secuelas durante meses. No. Ni que me hagas vagar por la vida sintiendo el miedo constante. No. Ahora tengo cada una de mis células peleando. Es así….
Todo comenzó casi sin saber por qué. Necesitaba escribir, expresarme, sacar mucho de lo que tengo en el coco y me propuse un reto ¿Escribir? ¿A diario? ¡No tienes lo que hay que tener! Pues hoy, treinta y un días después, con casi doce mil palabras, lo he conseguido. He tenido mis dudas, he pensado que no podría, he visto el reloj cercano a las doce de la noche y pensado que no llegaría pero… ¡lo he conseguido! En enero…
