REBELIÓN
Se acercaba la hora y todos lo sabían. Cada uno a su manera intentó evitar el fatídico momento. En la olla, las gambas pelearon con las burbujas por salir ganadoras de la lucha que, sin remedio, perdían. Justo al lado, el oro líquido chisporrotea impaciente para abrasar el puñado de verduras que la asesina había troceado con vehemencia. Pero, todos sabían que dependían del horno para salir airosos de aquella batalla gastronómica. No habían conseguido convencer al chivato del reloj….